Hypnos, hijo de la Noche y de la Oscuridad, hermano de la Muerte, provoca el sueño en los mortales con el dulce movimiento de sus alas. Él mismo está dormido, al igual que Eros, su compañero, guardián de tumbas infantiles. Ambos conceden el descanso eterno cuando la luz de la vida, la antorcha, se extingue. La maza y la piel de león evocan a Hércules (Heracles para los griegos), el inmortal.
Muchas familias hispanorromanas eligen la inhumación para sus difuntos. El rito se impone a finales del siglo II y se hace exclusivo en el siglo IV. La riqueza familiar influirá en la elección del monumento, decorado con escenas mitológicas o alegóricas.
Enlace : El Museo Arqueológico Nacional
Madrid - España
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